Nos pasa a todos: cuando nos enojamos decimos cosas feas de las cuales generalmente nos arrepentimos al poco tiempo, como los personajes de las camisetas.
Esto se ve en los más chiquis, por ejemplo cuando hacen pataletas, pero muchas veces incluso bien entrada la edad adulta nos siguen acompañando estas reacciones, pues nunca aprendimos a manejar tranquilamente la frustración.
Enseñarle a los niños y niñas el manejo de la rabia o de las frustraciones es en ocasiones más sencillo cuando se pone en cabeza de otro, como dicen por ahí “es más fácil ver la paja en el ojo ajeno…”. Para ayudar a los pequeños a entender que cuando algo no sale como esperábamos debemos calmarnos y tranquilizarnos antes de hablar como un “monstruo”, conviene contar con un tercero que sirva de ejemplo – o más precisamente de “mal ejemplo” – este es el caso del perro Toby que cuando se molesta ladra muy duro y hasta muerde, y cuando se calma se arrepiente de lo que hizo! Porque mordió a un amigo o la pierna de la mamá.
Ayudando a los pequeños a que reconozcan las cosas que hace Toby y que están mal y pidiéndoles que nos digan cómo se debió comportar Toby en esa situación, facilitará que cuando ellos se encuentren en una situación similar sepan cómo comportarse adecuadamente.
Aquí ya se enojó! y grita como un loco!